El reto era recrear como sería Mario si existiera en la vida real, con sus arrugas por el paso del tiempo y las primeras canas que empiezan a asomar bajo la gorra. Vamos, se trata de un retrato de como sería Mario si fuera una persona de carne y hueso, y no un personaje de videojuego compuesto de polígonos y texturas planas.
Es cierto que, evidentemente, hay varias cosas que no cuadran, como el desproporcionado tamaño de sus ojos, que no son de tamaño humano, o su caricaturizada y enorme nariz. Sin embargo, la razón principal de que publique esta imagen aquí, además de la curiosidad que supone, es que demuestra que el hiperrealismo no siempre es una meta a perseguir en los videojuegos.
Y es que un Mario con este tipo de gráficos… bueno, sería muy realista (entendido este concepto como la representación fiel de la realidad), pero perdería toda la gracia que el aspecto caricaturizado otorga a los personajes del juego. De hecho, solo con imaginarme a los Goombas o las tortugas representados de esta manera, un escalofrío recorre mi espalda…
Bueno, así sería si los erizos tuvieran forma humanoide, pudieran correr a toda velocidad y llevaran zapatillas de color rojo. Por lo demás, se trata de un erizo perfectamente realista (y no del color azulón que Sega quiso imponernos).
Se trata, evidentemente, de una de esas representaciones de personajes de videojuegos con las que algún artista gráfico nos sorprende de vez en cuando, tomando esta vez como objetivo al puercoespín más querido de la historia de los videojuegos.
Así, se le ha dado a Sonic el color de un animal real, aunque se han mantenido las zapatillas y los guantes blancos, así como los rasgos faciales de la mascota de Sega, para que recuerde al personaje original.
La verdad es que da aún más miedo que el MARIO.
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